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16 de agosto de 2009

Una gran diferencia

Hay una gran diferencia entre ser un seguidor y ser un discipulo. Hay una gran diferencia entre ser hincha y ser jugador. Hay una gran diferencia entre ser pasajero y ser tripulante. Los primeros consideran que la vida es demasiado difícil y compleja, y entienden que es mejor que otros tomen las decisiones, pues no son capaces de enfrentar sus temores y le tienen un terror atroz al compromiso. Son aquellas personas que se dejan llevar fácilmente y sin resistencia alguna por las circusntancias de la vida. Poseen una mentalidad escapista frente a los problemas, es decir, evaden o niegan la existencia de ellos buscando de alguna manera justificar o culpar a otros de sus propios conflictos.


Pero sin duda alguna la frase que mejor define a esta clase de pensamiento es el "poco compromiso". Y esto se da en todo ámbito de situaciones. A nivel personal no tienen definidas sus metas y logros a alcanzar. Tampoco se comprometen demasiado en sus relaciones o en sus asuntos sentimentales. Y lo que a mi juicio es peor, no tienen un compromiso en sus convicciones espirituales.

Para aquellos que anhelan vivir una vida nueva en Cristo les tengo que comunicar que no se puede separar el nombre de Jesucristo de la palabra compromiso. Es simplemente imposible pretender ser un cristiano sin compromiso. No se puede!!! Y la razón es tan sencilla como decir que Jesucristo se comprometió tanto con nosotros que dio su vida por causa nuestra. El pagó el precio de nuestra salvación, y aunque es algo que todos sabemos, pareciera ser que no todos lo asimilamos de esa forma.

Jesús dijo: "El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor". (Mateo 10:24). Si Jesús es una persona de compromiso nosotros también debemos serlo. Esa es justamente la gran diferencia. La Biblia dice que multitudes seguían a Jesús, pero no todos eran discípulos. El seguidor sólo espera recibir algo, el discípulo quiere entregarlo todo. Ser salvo no cuesta nada, ser discípulo cuesta todo. Eso es compromiso.

"Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame". (Mateo 16:24) Se da cuenta?
Un hincha o fans grita, salta, aplaude y pide, mientras que es el jugador el que moja la camiseta, se lleva los gritos del entrenador y los aplausos del público. Es el jugador el que más sufre en la cancha y el que más disfruta a la vez. Es el jugador el que llora los fracasos y goza con los triunfos. Eso demanda compromiso.

Cuando todo va bien y el viento sopla a favor, el pasajero disfruta del paisaje y del viaje, mientras bajo cubierta el tripulante trabaja incansablemente. Y cuando se desata la tormenta el pasajero corre a esconderse a su habitación, se pone su chaleco salvavidas y espera, mientras el tripulante corre a su puesto de trabajo, bajo las órdenes de su capitán y lucha por mantener el barco a flote. Eso es compromiso.

Quiero finalizar diciendo que una vida sin compromiso es una vida insípida y sin sentido. Y al contrario de lo que muchos piensan creo que a la eternidad con Dios sólo podrán acceder aquellos que se comprometieron a tener una relación íntima con él. Nuestro mayor compromiso debe ser con Aquél que más compromiso nos mostró. Jesucristo se merece nuestra devoción y no sólo nuestras peticiones. Esa es la gran diferencia.
Dios les bendiga.

Con cariño,
Ronald Brandt S.

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